Un enemigo invisible atacó en 2009 al lince ibérico en cautividad. La enfermedad renal crónica (ERC) aniquilaba ejemplares del programa estrella de conservación
por causas desconocidas. Uno tras otro los felinos morían en silencio y
sin saber por qué. Las alertas saltaron: no solo se iría al garete el felino más amenazado,
también unos fondos que hoy suman 72 millones aportados por la Unión
Europea, el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andalucía tras 15
años de programa.
Hoy el lince ibérico ha iniciado su reconquista y dispone de una población en libertad estimada en 400 ejemplares entre España y Portugal, pero hace siete años la multiplicación de muertes hizo peligrar la millonaria inversión en esta especie emblemática.El misterio permaneció oculto durante tres años y finalmente los
expertos dieron con la tecla: las vitaminas Nutrazu que proporcionaban
los propios biólogos y cuidadores estaban envenenando a los linces por
un exceso insoportable de calcio en la sangre. Las pastillas contenían
unas 30 veces la cantidad indicada en el prospecto y resultaron tóxicas.
En 2012 el Gobierno dio por resuelto el problema,
decidió no demandar al fabricante de las vitaminas y metió en un cajón
el costoso estudio que implicó a nueve universidades para resolver el
enigma tras invertir 303.000 euros.
Articulo completo:http://politica.elpais.com/politica/2016/06/15/actualidad/1466003487_816024.html
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