miércoles, 13 de julio de 2016

Guía responsable del turista de fauna salvaje




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¿Quién no ha soñado alguna vez con acariciar un tigre? Los chinos incluso dicen que el gato se creó, precisamente, para que el ser humano pudiese darse ese gusto. Pero hay quienes no se conforman con disfrutar de una mascota. Necesitan hacerse un selfie junto al rey de los felinos. Y, como siempre hay alguien con olfato para el negocio y falta de ética, existen lugares en Asia donde pueden hacer realidad esa fantasía. Algunos de ellos incluso aseguran ser santuarios para estos animales en peligro de extinción. No obstante, diferentes expertos advierten de que son todo lo contrario, y de que los turistas pueden estar promoviendo el maltrato animal sin ser conscientes de ello.

Uno de los centros más polémicos es el Templo de los Tigres de Tailandia, situado en la provincia de Kanchanaburi. El lugar se ha convertido en atractivo habitual de los viajes organizados que parten de Bangkok y que también visitan el afamado puente sobre el río Kwai. Aparentemente, el lugar está regido por monjes budistas que aseguran estar rehabilitando los tigres para su reintroducción en el hábitat natural. No obstante, es fácil observar que los ejemplares mostrados al público, casi siempre apáticos y permanentemente encadenados, están siendo utilizados con fines comerciales en condiciones que diferentes ONG han calificado de lamentables.

“Son víctima de mutilaciones, se les practica la desungulación —amputación de las uñas—, y hasta se les rocía con un spray con orina para mantenerles en un estado de sumisión”, denuncian desde la organización pro derechos de los animales FAADA. “Viven alojados en ambientes inadecuados, carentes de todo tipo de enriquecimiento y privados de espacio suficiente, no se les alimenta de acuerdo a sus necesidades nutricionales, y pasan la mayor parte del día en exhibición para los visitantes, atados a una cadena y sedados para garantizar que los turistas puedan interaccionar con ellos y hacerse fotos. En total una media de unos 880 visitan el centro cada día”, explica María Moreno, responsable del programa de Turismo Responsable de FAADA. Este periodista ha podido comprobar en dos ocasiones que es cierto lo que cuenta.

Así, después de una larga polémica que dura ya años, y que se refleja incluso en un grupo creado en Facebook para denunciar sus malas prácticas, el pasado día 19 uno de los responsables de la Wildlife Friends Foundation, Edwin Wiek, anunció el rescate de al menos 75 tigres para su ingreso en un verdadero centro de rehabilitación gubernamental. El objetivo final es cerrar el templo, pero hay grandes intereses económicos que lo impiden. Se demostró en febrero de 2015, cuando los responsables se negaron a liberar a los tigres durante una redada llevada a cabo por la policía tras la denuncia que hizo un activista. Acusaba al templo de haber vendido tres ejemplares. Porque el problema de estos zoológicos recreativos no reside únicamente en la explotación comercial de los animales. También fomentan su tráfico ilegal.

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Objetivo: salvar al tigre


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Chris Slappendel todavía no sabe qué le llevó hace dos años a vender su casa y abandonar un trabajo excelentemente remunerado como asesor empresarial. Lo hizo para lanzarse a la aventura de crear Tiger Trail (el rastro del tigre), un proyecto de investigación para el que recorrió una treintena de países en los que habita o ha habitado el felino. Hizo 85 viajes, perdió 20 kilos, e invirtió 150.000 euros de su bolsillo, pero tiene claro que lo volvería a hacer "una y mil veces". De hecho, aunque regresó a Amsterdam hace un año y ha recuperado parte de su vida anterior, es ahora cuando su plan comienza a cobrar fuerza. Su estudio se ha convertido en una peculiar campaña de conservación. “Mi objetivo final es recaudar mil millones de dólares para evitar la desaparición del tigre y de otras especies en peligro de extinción que consideramos ‘símbolos de la naturaleza’. Y tengo que lograrlo rápido, porque es posible que algunas, como el tigre Amur, desaparezcan en seis o siete años”, resume.

La suya es una estrategia que tiene a las empresas en el punto de mira. “He comenzado a reunirme con las compañías que utilizan el nombre del tigre en su denominación, y estoy tratando de convencer a sus directivos para que donen un 1% de sus ingresos a la protección del animal, como si fuese un pago por derechos de imagen”. De momento, Slappendel asegura que la aerolínea Tiger Airways y la cervecera Tiger Beer, ambas de Singapur, están interesadas en el proyecto. Si las negociaciones llegan a buen puerto, la primera aportaría unos 3,7 millones de dólares al año a la causa. “Calculo que hacen falta unos 85 millones para acotar y proteger 45 zonas críticas de diferentes países que servirían no solo para salvar al tigre sino para permitir que el número de ejemplares aumente y se asegure su supervivencia”, explica este consultor holandés, cuya especialidad es diseñar planes de viabilidad de negocios.

Descubiertas tres nuevas especies de lémures ratón en Madagascar

Resultado de imagen para lemures ratonUn grupo de científicos de la Universidad de Kentucky ha descubierto tres nuevas especies de lémures ratón —los primates más pequeños del mundo—. El hallazgo eleva a las 24 especies de esta variante descritas, todas habitantes de la isla africana de Madagascar y adyacentes. Las dos primeras se registraron hace veinte años. "No buscábamos nuevas especies, pero no había forma real de negar que existen tres nuevas que era necesario describir", asegura Scott Hotaling, autor principal del artículo Ecología Molecular. El hallazgo cobra importancia desde una perspectiva de conservación porque estos animales se enfrentan a la disminución de sus hábitats y a tremendas presiones, añade Hotaling.
Los lémures ratón, también conocidos como microcebus, son pequeños primates nocturnos que solo se encuentran en Madagascar, y todos ellos son muy similares, con piel morena y ojos grandes. Las diferentes especies se pueden distinguir de forma fiable solo por medio de métodos genéticos.
Según la Unión Internacional para la Conservación, que elabora la Lista Roja de Especies Amenazadas, el 94% de los lémures están en peligro de extinción. De las 101 especies de lémur supervivientes, 22 están en peligro crítico, 48 están en peligro y 20 son vulnerables, convirtiéndose en uno de los grupos de vertebrados más amenazados de la Tierra.
Las últimas especies han sido descubiertas utilizando métodos novedosos que han permitido a los investigadores modelar estadísticamente el proceso evolutivo, algo para lo que ha sido necesarias numerosas horas de procesamiento de datos en un superordenador de Reino Unido. Además de los científicos de la Universidad de Kentucky, han participado colaboradores del Centro Alemán de Primates y el Duke Lemur Center, creado en la Universidad estadounidense de Duke para promover la investigación y el entendimiento de los lémures.